NO te confundas, no TE AMO
- Clau Salinas
- 21 may 2019
- 1 Min. de lectura
Cada vez que decidía poner punto final a nuestra relación, me costaba trabajo
pensar que dejaría de tocarla. Siempre regresé con Monserrat porque no me
cansaba de follarla. En su cama estábamos vivas y fuera de ella, nuestra relación
estaba desahuciada.
No recuerdo cuanto la quise, solo recuerdo la necesidad de tenerla cerca.
Recuerdo sus tímidos besos, recuerdo el sutil aroma a vainilla de su cabello,
recuerdo sus piernas con el tatuaje de calavera y aunque no quiera hacerlo,
sonrío.
En intentos fallidos, quisimos sentir aquella pasión cuando estábamos en otros
sitios, hicimos hasta lo imposible; entrelazábamos nuestras manos, nos
besábamos y no fue suficiente nunca apareció la química que siempre estuvo
presente en la habitación.
En algún momento llegué a pensar que así era nuestra relación, se alimentaba de
nuestras peleas para desbordarse sexualmente en el momento de reconciliarnos.
Hacíamos un buen trabajo; pelear durante el día y solucionar todo de noche. Creo
que nunca fuimos felices pero nunca se lo pregunté.
Un año y medio después nuestra relación murió. Ninguna cama pudo salvarla y,
como era de esperarse, no me dolió. Ese capítulo en mi vida aun tiene puntos
suspensivos o eso me cuento yo para tratar de suplir tu cuerpo ausente. Seguiré
pensándote, seguiré extrañándote pero no te confundas, no te amo, solo quisiera
que algunos días amanecieras en mi cama.

Comentarios