Inevitable.
Hice un pacto con mis tripas.
La condición por cumplir era estricta e involucraba a otro ser.
Nos comprometimos a ser discretas para que ella no se percatara de que su sonrisa podría convertirse en nuestro lugar favorito para ver el amanecer.
Supe lo difícil que sería cumplir. Estábamos más allá de nuestro límite por esta Diosa del Día.
Fracasamos.
Me sonrió y las tripas no soportaron.
Fue como si un ejército de langostas se movilizara para la guerra.
Todo acto de creación es un acto de amor
Los últimos lanzamientos
PINCHE VASO FEO
Podríamos decir que un vaso, un recipiente, es la carta de presentación de cualquier bebida pero no es del todo cierto. El líquido en cuestión no cambia o modifica su sabor debido al recipiente que lo contenga (salvo algunas excepciones como el vino y su parafernalia con las copas y el café de olla servido, precisamente, en una ollita de barro) fuera de estos dos ejemplos; considero que el sabor de toda bebida no puede juzgarse por el recipiente donde está contenida.
Mientras María caminaba por la alameda, percibió un aroma profundo a café, apeteció probar si aquel olor podría compararse con el sabor que tendría dicho elixir.
Se sentó en una mesa, ordenó el café y esperó.
Este llegó, servido en un vaso de cartón con textura firme a la vista, María se disponía a marcharse cuando su móvil comenzó a sonar ella se tomó el tiempo para atender dicha llamada, era su madre, tuvieron que pasar una infinidad de minutos para que consiguiera cortar la comunicación.
Posterior a esto, se dispuso a seguir caminando por la alameda, se levantó tomo su bolso y su bebida.
Comenzó a caminar entonces de manera abrupta y, vencido por el líquido caliente, aquel vaso de cartón con textura firme a la vista ¡colapsó!
Al sentir la quemadura y el dolor en su mano, María gritó al mismo tiempo que dejo caer el café, enojada y con la mano lastimada vociferó: ¡Pinche vaso feo, jodiste mi café!.
Claudia Salinas