Mi desesperanza
- Clau Salinas
- 13 may 2019
- 1 Min. de lectura
Creo que nunca había sentido un apretón tan fuerte en el corazón. Me encontraba
mirándote, hablándote, sintiéndote cada vez mas ausente.
Miré el reloj, jamás olvidaré la hora exacta en que dejaste de apretar mi mano,
pasaron un par de minutos, sentí el peso de todas las galaxias en mis hombros y
entendí que lo nuestro había terminado.
Han pasado tres minutos desde que vi aquel reloj por última vez, en esta realidad
mi vida ya terminó. No había permitido que nadie me toque, sabía que me iba a
derrumbar, entonces siento unos brazos estrujándome e inevitablemente rompo
en llanto. Recuerdo lo frágil que siempre he sido, sigo llorando.
Te veo por última vez y te beso la frente, me aferro a tu mano aunque tú ya no me
sientas, ya no me mires y no te des cuenta de cuanta falta me harás.
Han pasado siete meses y la casa conserva tu aroma, tus sonidos, tus recuerdos.
Dos semanas después de tu partida, cuando llegaba a casa lo hacía con cautela
evitando emitir cualquier tipo de sonido fuerte que pudiera llegar a despertarte,
tonta de mí, tu ya no estabas. Me gustaría saber de ti, quiero acostarme a tu lado
para contemplar la blancura del techo de tu recamara, ese que funcionaba como
lienzo para pintar la escena de cada fábula que me narrabas esperando que yo
fuera capaz de aprender aquella moraleja.
Nunca nada es igual, hoy la nostalgia ocupa tu lugar.

Comentarios